“Es una vergüenza defender regímenes como el de Nicaragua en nombre del antiimperialismo”

Maristella Svampa, socióloga, investigadora y escritora argentina presentó el libro “Debates latinoamericanos. Indianismo, dependencia, desarrollo y populismo” por el aniversario del Programa Democracia y Transformación Global (PDTG). Svampa resalta los principales problemas que el ciclo progresista dejó en Latinoamérica y hace un balance del aporte que ha dejado para la academia y los movimientos sociales el reconocido pensador peruano Aníbal Quijano.

Por Andrés Alviar Zevallos

P.- Latinoamérica, en su mayoría, pasó por más de 15 años de gobiernos denominados como progresistas. ¿Qué los caracterizó?

R.- América Latina atravesó un ciclo progresista a partir del año 2000-2003 hasta el 2015-2016 con diferentes expresiones gubernamentales desde aquellas más radicales como el caso de Venezuela, Bolivia y Ecuador, y aquellos menos transformadores como el caso de Argentina, Uruguay y Brasil. El progresismo se había transformado en una suerte de lengua franca, lengua común, en varios países y a nivel continental en el sentido de que por lo menos se había caracterizado por el cuestionamiento a las políticas neoliberales, el desarrollo de políticas compensatorias, políticas sociales que apuntaban sobre todo a los sectores más vulnerables y en un periodo de crecimiento económico, eso se tradujo por una reducción de la pobreza y podríamos decir que también hubo un discurso latinoamericanista relativo a la unidad.

P.- El retroceso de estos gobiernos y las crisis políticas en muchos de ellos han configurado nuevas dificultades para los movimientos sociales como en Argentina y Brasil, pero ¿qué nos deja el final de este ciclo en la región?

R.- Lo que se percibe son grandes problemas. Sigue siendo la región más desigual del planeta, las políticas extractivistas en los diferentes gobiernos se han traducido en graves conflictos ambientales. También se ha convertido en el lugar del mundo donde hay un mayor proceso de acaparamiento de tierras y también se ha registrado el mayor incremento de asesinatos a activistas de derechos humanos y activistas ambientales. Efectivamente lo que registramos al final del ciclo progresista es que pese a ver reducido la pobreza, la desigualdad continúa siendo uno de los grandes problemas en la región, problemas que empeoran al calor del fin de estos procesos con la venida del gobierno de carácter más conservador y neoliberal como puede ser el caso de Brasil y Argentina. Hoy en día aparece liderado por Macri que es una derecha conservadora que está realizando un fuerte proceso de ajuste, lo que encontramos es por un lado la continuidad de una profundización de las políticas extractivistas que son claramente excluyentes y destructoras de los territorios, y por otro lado políticas socioeconómicas que deja a parte de la población por fuera de la economía, en realidad es un contexto muy preocupante.

P.- Y por el lado de la izquierda, el Foro de Sao Paulo, por ejemplo, ha manifestado su apoyo al gobierno nicaragüense a pesar de las fuertes medidas autoritarias.

R.- Creo que es una gran vergüenza para ciertos sectores de la izquierda latinoamericana que hoy se estén defendiendo regímenes como el de Venezuela y Nicaragua en nombre de la lucha contra el imperialismo. En el caso de Maduro es cierto que la situación es más compleja porque frente a él hay una derecha fuertemente reaccionaria, pero este es un gobierno claramente autoritario, es innegable. El caso de Nicaragua es aún más tremendo, se cumplió el 39 aniversario de la Revolución sandinista y lo que tenemos frente a nosotros bajo el gobierno de Ortega y Murillo es una dictadura más, hay más de 300 muertos y tiene que ver con el aumento de la violencia política estatal y la consolidación de un terrorismo de Estado. Hace un año un conjunto de intelectuales latinoamericanos de izquierda sacamos una declaración muy crítica el gobierno de Maduro que tuvo diferentes adiciones, y en esta línea también nos manifestamos por Nicaragua. Han firmado muchos intelectuales peruanos, estoy segura que Aníbal Quijano hubiese firmado esa declaración, así como firmó aquella contra el gobierno de Maduro.

P.- ¿Cuál cree que fue el aporte de Aníbal Quijano a la academia y a la construcción de nuevos movimientos sociales que justamente se enfrenten a estos gobiernos adversos?

R.- Aníbal Quijano es un gran intelectual latinoamericano con proyección global y como dijimos en su conmovedor homenaje, sus aportes al pensamiento latinoamericano tienen dos etapas diferentes. Por un lado, una primera etapa de joven Quijano, hizo grandes aportes en el marco de la teoría de la dependencia sobre todo estudiando las primeras manifestaciones de lo que se llamó en esa época la marginalidad. Él denominó el polo marginal muy ligado a la estructura económica que generaba más excluidos en un proceso intenso de urbanización sin industrialización. Amplios sectores despojados que no eran indígenas, campesinos ni obreros, sino que eran marginales. Eso fue una de las grandes problemáticas que recorrió el pensamiento latinoamericano en los años sesenta y setenta, y Aníbal Quijano hizo ahí un gran aporte.

Su segundo gran aporte es el acuñar un concepto clave que es el de la colonialidad del poder, que hoy atraviesa el pensamiento crítico latinoamericano y tiene una proyección al pensamiento decolonial del sur. En esa línea también aporta una visión mucho más compleja y multidimensional en la configuración del poder. Quijano señala que en los últimos 200 años el pensamiento eurocéntrico no ha dado lugar, sólo en los últimos 30 o 40 años la cuestión de género, la subjetividad y la cuestión de la raza ha tenido un lugar más preponderante en la lectura de las relaciones de poder. Hoy, en ese sentido, las teorías y categorías de Quijano recorren gran parte del pensamiento crítico, aunque tenemos que ser muy cuidadosos con el uso de los conceptos de Quijano, a veces se corre el riesgo de que queden vaciados de contenido, potencial analítico, y se convierta en una suerte de comodín, de coartada para el pensamiento fácil. En esa línea, otro de los elementos fundamentales de Aníbal Quijano es que el fue un intelectual que acompañó la lucha de los sectores subalternos a lo largo de toda su vida, tuvo una gran capacidad de escucha de sus voces y creo que la categoría de colonialidad da cuenta precisamente de eso.

P.- Â¿Desde qué perspectiva planteas el título de tu libro “Debates latinoamericanos. Indianismo, dependencia, desarrollo y populismo”?

R.- Abordo estos cuatro grandes debates que atraviesan el campo político y cultural de América Latina desde una perspectiva histórica que va reconstruyendo paso a paso sus debates en algunos países, no en todos, pero Perú está precisamente muy presente. En una segunda parte lo que hago es dar cuenta de la actualización de esos debates en el escenario político presente de América Latina, con lo cual está muy presente también la conexión de esos debates, por ejemplo, el rol de los pueblos indígenas con las luchas que actualmente están llevando, la conexión de las lecturas críticas con el desarrollo y la crítica al extractivismo y los movimientos socioambientales en América Latina, entre otras cosas.

Gran Angular
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