Más de uno debe preguntarse porqué existe cada vez más gente que se opone a la explotación de la minerÃa a cielo abierto en nuestro paÃs. ¿Será que los gobiernos y las grandes transnacionales mineras no trasmiten correctamente las “ventajas†y “oportunidades†del nuevo modelo? ¿Será que la gente no está en condiciones de comprender el impacto que en términos de trabajo, progreso y desarrollo tendrÃa la industria metalÃfera a gran escala, sobre todo en aquellas provincias pobres y relegadas de nuestra geografÃa? Estos parecen ser los principales argumentos que repiten funcionarios, técnicos nacionales y provinciales y, por supuesto, las grandes compañÃas mineras, que hoy buscan legitimar el modelo.
Para entender la oposición cada vez mayor de las poblaciones a los emprendimientos mineros, hay que aclarar que la minerÃa a cielo abierto es bastante diferente a la minerÃa subterránea tradicional. Como explica el periodista y ambientalista Javier RodrÃguez Pardo, “los minerales remanentes hoy se encuentran en un estado de diseminación y en partÃculas Ãnfimas dispersas en las rocas montañosas, por lo cual es imposible extraerlos con los métodos tradicionales. Para apropiarse de los minerales y concentrarlos, una vez detectados por satélite, la compañÃa minera debe producir la voladura de montañas enteras que son convertidas primero en rocas y luego trituradas, para aplicársele luego una sopa de sustancias quÃmicas que separan y capturan los metales del resto de la roca. Para ello se emplea cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras sustancias tóxicas, acumulativas y persistentes, de alto impacto en la salud de las personas y el medio ambienteâ€. AsÃ, la utilización de tecnologÃa de avanzada y el uso de sustancias tóxicas, se debe a que en la actualidad los recursos minerales con un cierto grado de concentración natural han sufrido una gran disminución cuantitativa y cualitativa en todo el planeta. Por otro lado, a raÃz de la escasez y su estado de diseminación, cuánto más baja es la ley del mineral, mayor es la cantidad de explosivos y volúmenes de agua que se requiere.
En Argentina, la introducción de este modelo fue posible gracias a una serie de leyes promulgadas en los ´90, bajo el gobierno de Menem, que favorecieron abiertamente la instalación de las grandes transnacionales mineras, a través del otorgamiento de beneficios y exenciones al capital transnacional, entre los cuales se encuentra la estabilidad fiscal por 30 años, la exención del pago de los derechos de importación, deducción del 100% de la inversión en el impuesto a las ganancias y otros privilegios no menos escandalosos. Este marco regulatorio fue impulsado por José Luis Gioja, el actual gobernador de San Juan y el propio Angel Maza, gobernador de La Rioja hasta 2007. Hace unos años, Néstor Kirchner no solo confirmó la continuidad del modelo minero; también lo declaró un “objetivo estratégicoâ€. Según datos elaborados a partir de informes de la SecretarÃa de MinerÃa, existirÃan 141 proyectos de minerÃa metalÃfera a cielo abierto, en fase de exploración, que abarcan 12 provincias argentinas. Más de la mitad de esos proyectos se emplazarÃan en San Juan (22), Catamarca (9), La Rioja (10) y Salta (22), y Santa Cruz (21). Tres proyectos se hallan en estado de explotación, entre ellos Bajo La Alumbrera, en Catamarca, Veladero, en San Juan y Cierro Vanguardia en Santa Cruz. Para los próximos meses se prevé el inicio de la explotación de Agua Rica, en Catamarca.
Uno de los casos pioneros y emblemáticos fue el conflicto entre la población de Esquel, en Chubut, con la minera canadiense Meridian Gold. Gracias al alerta dado por técnicos y ambientalistas de la región, la comunidad de Esquel se movilizó contra la explotación de una mina de oro a cielo abierto. Finalmente, los vecinos autoconvocados organizaron un plebiscito en marzo de 2003, que arrojó un rotundo “no†a la minerÃa tóxica, que reunió el 81% de la población. El “efecto Esquel†tuvo un arrastre multiplicador, despertando a otras regiones donde ya se habÃan implantado o se proyectan emprendimientos mineros de gran envergadura. Frente a la resistencia de la población, en unas pocas provincias, Chubut, RÃo Negro, Mendoza y La Pampa, se sancionaron leyes prohibiendo la minerÃa con uso de sustancias tóxicas.
Un tema no menor es que la industria extractiva minera suelen encontrar un terreno favorable en aquellas regiones marcadas por una matriz social muy jerárquica y poco diversificada desde el punto de vista económico, en donde imperan gobiernos provinciales y municipales de bajÃsima calidad institucional. En este contexto, las asimetrÃas propias de la dinámica entre lo local (las asambleas de autoconvocados) y lo global (empresas multinacionales) se exacerban: las grandes empresas tienden concentrar un número importante de actividades, reorientando la economÃa del lugar y conformando enclaves de exportación. Su peso económico es tal que no resulta extraño que los intereses mineros atraviesen y hasta sustituyan al Estado, menospreciando y violentando procesos de decisión ciudadana.  De este modo, la minerÃa a cielo abierto termina configurándose como una figura extrema, un modelo descarnado, en el cual las más crudas lógicas del saqueo económico y la depredación ambiental se combinan con escenarios grotescos, caracterizados por una gran asimetrÃa de poderes, que parecen evocar la lucha desigual entre David y Goliat. Veamos algunos casos, que ilustran este juego macabro de las asimetrÃas, e involucran tres provincias consideradas “minerasâ€: La Rioja, San Juan y Catamarca.
El brazo largo de la minerÃa
En la Rioja, la región de Famatina tiene una relación con la minerÃa que se inserta en la memoria larga. Famatina proviene de “wamatinag†que en quechua significa “madre de los metalesâ€. Cuna de la minerÃa en nuestro paÃs, la actividad encontró pleno desarrollo a principios del siglo XX, a través de una empresa inglesa, y gracias a un moderno cable-carril. Las minas fueron cerradas en 1926, cuando de los socavones dejaron de fluir las vetas preciosas. En los altos del Famatina, quedaron los desechos contaminantes, sacudidos por el viento helado. Evocando aquellas épocas, una finquera de Famatina, que vende conservas en el centro de Chilecito, nos dijo con crudeza: “Ni una dentadura de oro nos dejaron. Se llevaron todo. Lo único que dejaron fueron mujeres viudas…â€
Pero ahora en Famatina, los fantasmas de la minerÃa parecen haber retornado de la mano de las nuevas tecnologÃas. El reciente auge minero impulsó la realización de cateos y exploraciones en el antiguo distrito minero La Mexicana, ubicado a 4.500 metros de altura, donde la compañÃa Barrick Gold, una de las mayores del mundo, montó su campamento. Los vecinos, que entonces desconocÃan el abc del lenguaje ambientalista, fueron organizándose en asambleas, y poco a poco tomaron conciencia que, como en el pasado, la mina significarÃa trabajo para una minorÃa, además de la modificación de la vida cotidiana de los habitantes, debido a la escasez de agua, los desechos tóxicos y la contaminación. También comprendieron que partes del majestuoso cordón de Famatina, se reducirÃa a montañas de escombros y polvo. De esas asambleas surgió la consigna “El Famatina no se tocaâ€. AsÃ, entre enero y febrero de 2007, se decidieron a salir a la ruta y realizaron dos cortes importantes, instalando finalmente un corte de acceso (Peñas Negras) al camino que conduce al campamento instalado por la empresa, en los altos del Famatina, que continúa hasta el dÃa de hoy.
En 2007, la crisis polÃtica provincial abrió un nuevo escenario, dando cierta visibilidad a las demandas ciudadanas. La crisis terminó eyectando a Maza, sustituido por Beder Herrera, el vicegobernador, quien impulsó la ley de prohibición de la minerÃa a cielo abierto con cianuro, sancionada poco después. Todo parecÃa indicar que, a pesar de las grandes asimetrÃas, pero gracias a las oportunidades proporcionadas por una feroz interna peronista, David podÃa vencer finalmente a Goliat. Pero una vez consolidado por la vÃa electoral, el gobernador Beder Herrera derogó tanto esa ley como aquella otra que disponÃa el llamado obligatorio a una consulta popular por el tema, un reclamo ineludible de la comunidad movilizada. El hecho, ocurrido hace apenas dos meses, fue coronado con el nombramiento del presidente de la Cámara de minerÃa de La Rioja como nuevo Secretario de minerÃa de la provincia…
Otro caso de grotescas asimetrÃas es la provincia de San Juan, gobernada por José Luis Gioja, quien posee actualmente intereses económicos en el sector. En Calingasta, una localidad amenazada por las explotaciones mineras a gran escala y cuatro proyectos más en exploración, los habitantes y autoridades locales intentaron llamar tres veces a un plebiscito para consultar a la población si está de acuerdo con estos mega emprendimientos, pero estos llamados fueron suspendidos por el Tribunal electoral de la provincia, alegando que “el medio ambiente no es de competencia municipalâ€. Por si fuera poco, a fines de 2007, se institucionalizó la criminalización de la protesta ambiental, cuando la legislatura provincial sancionó un nuevo régimen contravencional que establece la condena con 30 dÃas de cárcel o trabajo comunitario a todo aquel “que anunciando desastres, infortunios o peligros inexistentes y provoque alarma en lugar público o abierto al público, de modo que pueda llevar intranquilidad o temor a la poblaciónâ€.
Por último, citemos el caso del yacimiento Bajo La Alumbrera, situado en Catamarca, que empezó a funcionar en 1997, y nos permite ver en perspectiva el funcionamiento del modelo. Bajo La Alumbrera es el mayor emprendimiento minero del paÃs, y se extiende en varias provincias: el yacimiento se encuentra en Catamarca, pero el concentrado es transportado en un mineraloducto de 316 kilómetros, que llega hasta Tucumán, atravesando poblaciones y lechos de rÃo. Luego de su tratamiento y una vez obtenido los metales, éstos son transportados por un ferrocarril propio (el tren azul) hasta las instalaciones portuarias (también propias) de San Lorenzo, en Santa Fe.
Horacio Machado, investigador de la Universidad Nacional de Catamarca, indica que la compañÃa minera obtuvo un permiso de extracción de 1.200 litros de agua por segundo (alrededor de 100 millones de litros por dÃa). Respecto del consumo de energÃa, para 2003, éste fue de 764,44 GW. Esto equivale al 170% del total del consumo de la provincia de Catamarca y al 87% de Tucumán. Por supuesto, todos estos datos, que no son incluidos en el costo final del producto, presagian nuevos problemas, que van desde la escasez de agua a la demanda de construcción de nuevas represas hidroeléctricas, enteramente al servicio de las compañÃas mineras, algo previsto para los futuros emprendimientos. Por último, lo más notorio es que, hace unos meses, la compañÃa fue procesada por la Justicia Federal de Tucumán, por daños ambientales, constituyéndose en el primer fallo en Latinoamérica contra una minera. Además, desde el 6 de agosto de este año comunidades originarias y organizaciones de vecinos interrumpen el paso en la ruta Nº 40, en el lÃmite entre Tucumán y Salta, a cuatro camiones con insumos y maquinaria con destino a La Alumbrera. Los vecinos movilizados consideran extender su lucha, luego de haber sido informados de los pedidos de destitución que enfrenta el Fiscal General de Tucumán, Antonio Gustavo Gómez, quien dirige las actuaciones que motivaron el actual procesamiento del vicepresidente de la minera Bajo La Alumbrera, Julián Patricio Rooney, por contaminación.
El “efecto Esquel†fue altamente beneficioso, pero produjo también el reacomodamiento de gobiernos provinciales, organismos nacionales y empresas transnacionales, que multiplicaron sus intervenciones en defensa de este tipo de minerÃa y ensayan ahora nuevas estrategias de “disuasión†que incluyen desde dudosas formas de responsabilidad social empresarial hasta la cooptación de universidades públicas, a través de subsidios y convenios de formación. AsÃ, nada parece indicar que el gobierno actual revea los lÃmites de su discurso desarrollista, contemple las demandas ciudadanas y se oriente hacia una verdadera discusión sobre las gravosas consecuencias sociales, económicas y ambientales de este tipo de minerÃa.
Publicado en Revista CrÃtica