Casi como una parábola, Kirchner nació a nivel nacional con el asesinato de DarÃo Santillán y Maximiliano Kosteki, avalado por Duhalde, y se fue con el asesinato de Mariano Ferreira, por parte de la burocracia sindical, un sector que el propio gobierno nacional fue legitimando, paso a paso.
Es cierto que la polÃtica argentina y latinoamericana está marcada por fuertes liderazgos. Al evocar a Néstor Kirchner algunos aludirán al caudillismo y tendrán razón.
Otros hablarán de la impronta presidencialista sumada al legado peronista y tendrán razón. Pero todo ello no impide reconocer que Kirchner fue quien rompió con el consenso de Washington y redefinió la polÃtica de derechos humanos , cuando ninguno de nosotros, desde la izquierda, lo esperaba, al tiempo que apuntaló la apertura del escenario regional, cuando todavÃa Evo Morales estaba lejos de ser un candidato presidenciable creÃble y Lula hacÃa sus primeros pasos en el Palacio del Planalto.
Néstor Kirchner actualizó una narrativa nacional y popular, por momentos, de corte setentista, que fue profundizada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero ambos, equivocadamente, buscaron arrogarse el monopolio de la izquierda progresista , en base a un discurso y una práctica henchida de dicotomÃas. Quizá por eso, en muchos anida el temor al retroceso.
Claro está, los grandes conflictos de la Argentina reciente volvieron a mostrar que las derechas existentes no son invencibles pero tampoco una mera entelequia; se trata de actores claramente conscientes de sus intereses y de las armas necesarias para defenderlos. Pero amén de ello, el kirchnerismo, tal como lo construyó el expresidente, en el marco de un peronismo pragmático, con fronteras ideológicas móviles, nunca fue solamente progresismo : antes bien, siempre tuvo la puerta abierta para establecer silenciosas alianzas con grandes intereses sindicales y empresariales y para anudar lazos con la vieja polÃtica, representada por los barones del Conurbano y los gobernadores feudales.
Pensar el mañana resulta mezquino pero también insoslayable, porque no es solamente una figura central de la polÃtica y el peronismo que se ha ido, inesperadamente, sino también el motor, el eje que dividió aguas, no sólo por derechas sino también por izquierdas , en la Argentina de los últimos años.
De todos modos, sea cuales sean los pasos futuros de su esposa y actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, todos somos conscientes de que un nuevo tiempo polÃtico ha comenzado.
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