Entrevista a Maristella Svampa y Mirta Antonelli
Corporaciones sin fronteras
No hace mucho tiempo en nuestro paÃs comenzaron a escucharse y leerse palabras y
expresiones como “mega-minerÃa†y “minerÃa a cielo abiertoâ€. Ingresar en estos conceptos es
una forma de entender lo que Argentina y otros paÃses de la región están haciendo con sus
recursos naturales y con el medioambiente.
Por Gustavo Pablos
En el libro colectivo MinerÃa Transnacional, Narrativas del Desarrollo y Resistencias Sociales
(Editorial Biblos), Maristella Svampa y Mirta Antonelli, sus editoras, recopilan un conjunto de trabajos
que describen y analizan exhaustivamente la instalación y la situación de la mega-minerÃa en
Argentina. En la introducción la autoras escriben que tres son los “modelos de desarrollo†que
caracterizan la Argentina contemporánea: el modelo agrario, el industrial y el extractivo- exportadorâ€.
Y también señalan que si bien “los dos primeros han sufrido drásticas transformaciones en las últimas
décadas, y continúan operando de manera explÃcita o implÃcita como narrativa social fundamental y
horizonte de expectativas de nuestras sociedades, el perfil del tercero, ligado a la explotación de los
recursos naturales, pese a su expansión exponencial, aparece desdibujado y apenas está presente en el
imaginario cultural de los argentinosâ€.
Para que en este momento estemos hablando del “modelo extractivo-exportadorâ€, fue necesario que
durante los años ’90 la mayor parte de los paÃses de América Latina llevaran adelante “una profunda
reforma del marco regulatorio†que se tradujo en “amplios beneficios a las grandes empresas
transnacionalesâ€. La expansión de este modelo (como también la del relativo al de agro-negocios) no
puede comprenderse “sin involucrar también la perspectiva histórica, y muy especialmente, la polÃtica
de privatizacionesâ€, ya que fue precisamente esta polÃtica, aseguran las autoras, la que “estuvo
orientada no sólo hacia los servicios públicos, sino también hacia los hidrocarburos, y de manera más
amplia, hacia la totalidad de los recursos naturalesâ€. En ese sentido, con las reformas constitucionales y
legislativas las nuevas normas jurÃdicas institucionalizaron “la auto-exclusión del Estado como agente
productivo y la consecuente exclusividad del sector privado como único actor autorizado a explotar los
recursos naturalesâ€.
En esta entrevista, Svampa y Antonelli presentan los temas del libro que reúne trabajos realizados por
investigadores de las universidades nacionales de General Sarmiento, Córdoba, Catamarca y Buenos
Aires.
La nueva forma de explotación minera
– ¿Cuáles son las condiciones que dieron lugar a la “mega-minerÃaâ€?
M.S.: Un elemento principal que explica el pasaje de la minerÃa tradicional a la moderna, está dado por
el progresivo agotamiento –a nivel mundial– de los metales en vetas de alta ley. Si bien las
consecuencias económicas pueden ser homologadas, lejos estamos de aquella minerÃa de socavón,
propia de épocas anteriores, cuando los metales afluÃan en grandes vetas, desde el fondo de las galerÃas
subterráneas. Pocos paÃses, entre ellos Bolivia, conservan una minerÃa tradicional, a pequeña escala,
fundamentalmente basada en el estaño. Al disminuir la concentración del mineral contenido en las
rocas deja de ser rentable la explotación mediante socavones. La explotación minera a cielo abierto con
técnicas de lixiviación es la que permite extraer los minerales diseminados en la roca portadora, ya que
la utilización de dinamita produce voladuras de montañas que posibilitan remover grandes volúmenes
de roca. Asà se forman escalones que dan lugar al “tajo abierto†u “open pitâ€. Esta forma de extracción
ocasiona que se movilicen tonelajes de roca crecientemente superiores a los directamente utilizados,
acentuando el deterioro ocasionado en el medio, al que se suma el provocado por los residuos.
– A grandes rasgos, ¿cuáles son las consecuencias negativas más notorias que produce en el
medioambiente esta clase de explotación?
M.S.: A lo ya señalado, hay que agregar el uso desmesurado de recursos, fundamentalmente de agua y
energÃa, ambos imprescindibles para la implementación de este tipo de explotaciones. El agua,
principal insumo en el proceso extractivo, es obtenida de rÃos, glaciares y acuÃferos cercanos a los
proyectos a razón de varios cientos o miles de litros por segundo. Por eso las explotaciones se sitúan en
el origen de las cuencas hÃdricas y en las proximidades de las reservas de agua fósil. El agua y la energÃa
son aportadas a bajo costo o directamente sin ser cuantificadas en términos económicos, ya que su
inclusión en la contabilidad del proyecto pondrÃa en duda la rentabilidad del método. Hay que tener en
cuenta que estamos hablando de mega-minerÃa metalÃfera, esto es de minerÃa a gran escala orientada a
la extracción de oro, plata, cobre y otros minerales estratégicos, por lo tanto la utilización de recursos
es mayor y también los impactos económicos y socio-ambientales.
– ¿Cómo afecta y/o determina a las economÃas regionales?
M.S.: -Un tema que suelen minimizar los informes de impacto ambiental de estas compañÃas es que
este tipo de minerÃa entra en competencia con otras actividades económicas regionales (agricultura,
ganaderÃa), por los mismos recursos (tierra y recursos hÃdricos). Por ejemplo, para el caso del agua,
Minera Bajo La Alumbrera, situada en el noroeste argentino, una de las mineras más grandes de
América Latina, utiliza 1200 litros por segundo (alrededor de 100 millones de litros por dÃa) en una
zona desértica, extraÃdos de una reserva natural de agua fósil. Además, según datos recientes, este
yacimiento estarÃa consumiendo el equivalente al 25% de la energÃa de toda la región del noroeste, que
incluye nada menos que cuatro provincias argentinas.
– ¿Por qué se habla de “minerÃa transnacional”?
M.S.: Si las implicaciones socio-ambientales son ciertamente gravosas y nos colocan ya en el centro de
un paradigma extractivista, cuestionado desde diferentes vertientes del pensamiento (ecologÃa polÃtica,
indigenismo, economÃa social), hay que añadir que también estamos lejos de asistir a la expansión de
un modelo “nacional†de desarrollo. El modelo de la “nueva minerÃa†se enmarca en un Estado
profundamente trastocado por el marco regulatorio de liberalización de los ‘90, con un proceso de
inversiones extranjeras directas que continúa –y se proyecta– en acelerado ritmo de concesiones. Y este
escenario no es privativo de la Argentina. Desde la liberalización del marco regulatorio hasta las fases
de implementación en curso corresponden a procesos multiescalares de la corporación minera
trasnacional en la región. Por ejemplo, en Argentina y Perú, gracias a la continuidad del marco
normativo sancionado en los ‘90, la expansión y control de la nueva megaminerÃa a cielo abierto es
potestad exclusiva de las grandes empresas transnacionales. Aún en un paÃs como Chile la minerÃa
sufrió un proceso de desnacionalización a partir de la ley 19137, y es bajo el gobierno de la
Concertación que se efectuó el traspaso de los yacimientos de Codelco, que aún no estaban en
explotación.
– ¿Cómo caracterizarÃan a estas empresas, que son los principales actores en este escenario?
M.A.: Se trata de la corporación transnacional, es decir, corporaciones que se involucran en
actividades económicas a través de las fronteras nacionales, que cuentan con formidables activos y
recursos a disposición, en las que las finanzas y el capital de producción trabajan en sinergia para
sostener y alimentar al sistema capitalista global. Si bien este tipo de corporaciones varÃan en términos
de tamaño, cobertura nacional, origen y área de concentración, suele admitirse que este último criterio
–el área de concentración– es quizá el más relevante en cuanto a los efectos de las corporaciones en
distintas partes del mundo y a nivel global. Como dice Sklair, transnacional hace referencia a “fuerzas,
procesos e instituciones que cruzan fronteras pero que no derivan su poder y autoridad del Estado. La
corporación transnacional es la más importante de estas fuerzasâ€.
La complicidad de los gobiernos
– ¿De qué manera se construye la alianza entre las empresas mineras, el gobierno nacional, y
los gobiernos provinciales?
M.A.: La llamada “alianza†es sobre todo un proceso de acumulación y ejercicio de poder por parte de
las transnacionales, de cooptación de y/o presión sobre la clase polÃtica que atraviesa al Estado y a sus
instituciones en sinergia con el modelo extractivo, y termina produciendo una desterritorialización del
Estado. Un fenómeno que la mega-minerÃa ilustra casi literalmente al usufructuar la renuncia por parte
del Estado al lazo que unÃa soberanÃa y territorio. Este proceso hace evidente etapas y fases del mismo.
– ¿Cuáles las fases que se perciben en el proceso?
M.A.: -Un primer momento público es definido como “hacer la leyâ€, producir el marco regulatorio, el
corpus normativo que define el “estado de derecho†y funda la “seguridad jurÃdicaâ€. Ese marco
regulatorio “fundante†ha sido denominado “leyes de primera generaciónâ€, las que fijaron los
beneficios para los inversores en base a la entrega del subsuelo, y corresponden al escenario dominado
por inversiones extranjeras directas de los ‘90, y éstas, cuando ya se tenÃa inventario de “la maldición
de la abundancia†(Acosta), esto es, de las reservas de minerales de nuestros paÃses. En verdad, esa
legislación exhibe más bien la capacidad de lobby de las empresas con la clase polÃtica, como lo muestra
el protagonismo de ciertos funcionarios y entonces legisladores, según las demandas de la corporación,
en el ámbito de las Comisiones de MinerÃa del Congreso Nacional, como el actual gobernador de San
Juan, protagonista destacado en dicho marco. Estas leyes instituyen lo que los propios actores
mediadores de la corporación –como el director del Ãrea de Recursos Naturales e Infraestructura de la
CEPAL, ex ministro de Fujimori y autor entonces de las leyes mineras del Perú de los ‘90– han
denominado el inicio de la “institucionalidad†extractivista.
– Una vez que está la legislación, ¿cuál es la siguiente fase?
M.A.: Desde 2000 para otros paÃses de la región, y desde el 2002 para Argentina, la siguiente fase fue
el endeudamiento de los Estados de la región para llevar adelante la infraestructura interconectada que,
tanto la mega-minerÃa, como el modelo sojero, las pasteras, etc., requieren para extraer y sacar las
materias primas. Este neo-mapa de la región en clave extractiva –de acumulación por desposesión
(Harvey)– se denomina IIRSA –la Iniciativa de Infraestructura Interconectada para la región de Sud
América– de la que no se habla, de la cual no hay datos para hacer estudios de derechos humanos y
ambiente, y del que saben más las empresas contratistas y proveedores que la ciudadanÃa. A lo largo de
aquella y de esta década, se han ido produciendo las disposiciones y normativas necesarias para
viabilizar el modelo, e introducir diferentes componentes del aparato de Estado; regulaciones y
facilitación de recursos –naturales, en especial, los reservorios de agua dulce; territoriales, polÃticos,
sociales, profesionales–, entre los que se incluyen ciencia, tecnologÃa e infraestructura. En el proceso
abierto, ya el tratado binacional argentino-chileno compromete investigación minera para las empresas.
Por otra parte, y en la misma década del ‘90, un punto de inflexión para la privatización y
mercantilización de conocimientos lo instaura el Decreto-Ley del menemismo por el cual se crean las
denominadas fundaciones, o unidades de servicios. Se trata de espacios de tráfico de la privatización y
mercantilización que muestra, desde entonces, que muchas experiencias de “unidades de servicios†han
devenido “unidades de negociosâ€.
– En el caso de Argentina, ¿cuándo comenzaron a dictarse leyes favorables para este sector?
M.S: Durante las dos presidencias de Menem se aprobaron una baterÃa de leyes nacionales que
establecieron la autoexclusión del Estado para llevar a cabo la actividad minera y en el otorgamiento de
beneficios y exenciones al capital transnacional. En Argentina, primero se reformó el Código Minero y
luego se sancionó la ley de inversión minera, pero el punto de inflexión fue la reforma de la
Constitución en 1994, con la provincialización de los recursos naturales. Esto significó la renuncia del
Estado nacional a la explotación de la minerÃa y la posterior autoexclusión de las provincias, que
abrieron la explotación al capital privado. Este modelo de transnacionalización encontró continuidad
en la polÃtica de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. El primero declaró en 2004 el Plan
Minero Nacional un “objetivo estratégico†y avanzó incluso en la exención total de IVA para la minerÃa
y otros puntos estratégicos para el desarrollo del sector, y la segunda, aplicó el Veto Presidencial, a fines
de 2008, a la Ley de Protección de los Glaciares (ley 24.618), votada por una amplia mayorÃa del
Congreso Nacional. Esto constituyó un claro gesto de apoyo a los intereses de la minerÃa transnacional,
en este caso en favor de la compañÃa Barrick Gold, quien a través del proyecto binacional Pascua-Lama,
compartido con Chile, se encamina a desarrollar una explotación de oro y plata que afectarÃa a los
glaciares de altura en la región cordillerana.
Sin beneficios, sin compensación
– Más allá de los aspectos negativos, ¿los estados provinciales y nacionales obtienen algún
beneficio por la instalación de las industrias mineras? ¿Influyen significativamente en la
creación de empleo, o por el porcentaje de las regalÃas?
M.S.: Las regalÃas provinciales son del 3%, aunque hay proyectos en algunas provincias (como en
Neuquén) donde las regalÃas serian reducidas al 1,5%. Lo sucedido en Catamarca es emblemático, ya
que Minera La Alumbrera, como caso testigo, mostró los lÃmites de un modelo de desarrollo asociado al
enclave de exportación. Cuando en 1997 se instaló Bajo la Alumbrera, la gente creyó en las promesas
de empleo y desarrollo, con la expectativa de que, pese a que era un proyecto transnacional, la minera
dejarÃa algún beneficio. Pero esas promesas fueron una gran mentira. Según un estudio de la
Universidad de San MartÃn, el empleo directo fue de 831, 795 y 894 puestos de trabajo para los años
2000, 2001, y 2002 respectivamente. Y según la página de la empresa, en el yacimiento minero
trabajan actualmente 1800 empleados. Y Catamarca sigue siendo una de las provincias más pobres y
desiguales del paÃs. Con los años, a la par que fueron cayendo los Ãndices industriales y de la
construcción, los niveles de pobreza de los catamarqueños continúan siendo muy elevados y la tasa de
desocupación aumentó visiblemente. Hacia 2006, sólo en Andalgalá, ascendÃa a más del 25%. Basta
añadir que Andalgalá, que se encuentra a tan sólo 60 kilómetros de la mina, fue declarada a mediados
de 2009 en Emergencia Económica por la gravÃsima situación financiera que enfrenta el Municipio.
M.A.: También hay que decir de un hecho que contrasta con la declamada responsabilidad económica
y social enarboladas por las empresas. En diciembre del 2007, cuando el gobierno decidió aplicar una
retención de 5-10% a las exportaciones mineras de las empresas que hasta entonces estaban exentas
por 30 años por los contratos de estabilidad tributaria a largo plazo, se da el respaldo corporativo a “las
acciones legales iniciadas por las empresas afectadas por las alteraciones introducidas al régimen fiscal
mineroâ€. Lo que se estudiaba entonces era un esquema de retenciones móviles similar al que se utiliza
en el petróleo. A mayor precio de los minerales, mayor debÃa haber sido el porcentaje para el fisco.
Una de las empresas que inició una causa es Bajo La Alumbrera. En su defensa corporativa, el discurso
empresarial usó el “imaginario del puebloâ€, construyó como sinónimos “pueblo sanjuanino†y “pueblo
mineroâ€, para enunciar el rechazo al aumento de las retenciones, por considerarlas “un palo en la
rueda del desarrolloâ€. El contraste surge cuando a comienzos de este año, el gerente de Barrick Pascua-
Lama, en entrevista internacional para una publicación destinada al sector de inversores, proclama que
con el actual precio de la plata, el oro a extraer tiene costo negativo, es decir, costo cero, su extracción
les resulta gratis.
– ¿Qué es lo que está sucediendo en Córdoba respecto a la actividad minera y la extracción de
Uranio?
-M.A.: Existe una profunda preocupación en la ciudadanÃa y, en especial, en las localidades y
comunidades de nuestras serranÃas, ante la decisión, por parte del Tribunal Superior de Justicia de la
Provincia de Córdoba, de admitir formalmente la acción declarativa de inconstitucionalidad entablada
por la Cámara Empresaria Minera de la Provincia de Córdoba (CEMINCOR) y la Asociación de
Profesionales de la Comisión Nacional de EnergÃa Atómica y la Actividad Nuclear (APCNEAN) en
contra de la Provincia de Córdoba. Solicitan que se declare “inconstitucional†la ley 9.526, que prohÃbe
la actividad minera metalÃfera en la modalidad a cielo abierto y en todas sus etapas, también respecto
de minerales nucleares tales como el uranio y el torio. Dicha prohibición rige, asimismo, para las minas
concedidas, las que debÃan proceder al cierre, y en relación con el uso de cianuro y toda otra sustancia
quÃmica contaminante, tóxica y/o peligrosa. Esta ley fue aprobada por la Legislatura Provincial a fines
de septiembre 2008, luego de un profundo trabajo técnico y legal de meses, con la participación de
todos los actores involucrados, en nombre del bien común y sin poner en riesgo el derecho al trabajo
de los trabajadores mineros de las restantes actividades mineras autorizadas.
La preocupación de la ciudadanÃa cordobesa es fundada si tenemos en cuenta, además, que en el caso
de nuestra provincia la zona comprometida con el uranio se encuentra sobre la Reserva HÃdrica
Provincial Pampa de Achala, donde nacen el rÃo Chico de Nono y varios afluentes del rÃo Mina
Clavero, principales tributarios del embalse Medina Allende, que proveen de agua potable a localidades
de los departamentos San Javier y San Alberto de la Provincia de Córdoba. La CNEA solicitó un pedido
de exploración sobre una superficie de casi 5 mil hectáreas en las afueras de la localidad de Nono.
– A partir de la consideración de los “pasivos ambientalesâ€, ¿existe alguna clase de
compensación?
M.A.: En cuanto a las cifras declaradas por la CNEA sobre la cantidad de “pasivos ambientales†no hay
certezas, si tomamos como referencias los datos aportados por este ente en diversas oportunidades. En
proyectos en Mendoza y Córdoba, según la propia CNEA las minas han quedado sin remediar. Y ya la
narrativa de fines de los ‘90 y de fin de la doble presidencia de Menem también aludÃa a destinos
inciertos de fondos destinados a la remediación, en medio del cuestionado, por oscuro, traspaso de la
polÃtica nuclear a empresas transnacionales. Los denominados “pasivos ambientales†hoy son
reconocidos por el Estado y busca afrontarlos con el Proyecto de Restitución Ambiental de la MinerÃa
de Uranio (PRA-MU), que está a cargo de la .propia Comisión Nacional de EnergÃa Atómica (CNEA) y
para el cual el Estado se ha endeudado con un crédito del BID por 30 millones de dólares.
– Uno de los aspectos que analiza el libro es cómo los medios de comunicación, las agencias
cientÃficas y universidades nacionales justifican el modelo extractivista. ¿De qué manera
actúan estas empresas para alcanzar esta clase de alianzas?
M.A.: Estas relaciones no son isomórficas ni homogéneas. Un especÃfico macro proceso involucrado es
el de la privatización y mercantilización del conocimiento público, en especial desde los ‘90, si bien
comienza a perfilarse en los ‘80, y que consiste en la retracción del Estado, vÃa el desfinanciamiento,
con el concomitante protagonismo del actor empresarial. En ese marco, y luego con la nueva Ley de
Educación Superior del menemismo, los profesionales de varias ramas de las ingenierÃas –geologÃa,
recursos hÃdricos, vial, minerÃa, etc.– producen relevamientos y sistematización de datos que se
destinan a los capitales extractivos, recordemos que el Estado se autoinhibió. También las diversas
formas que adoptó la venta de conocimientos –vÃa fundaciones, unidades de transferencia, etc.–
afianzaron no sólo la atención de los intereses del sector, sino también la privatización encubierta, no
explicitada, de las universidades. En el año 2005, del presupuesto total de la UBA, por ejemplo, un
40% provenÃa del financiamiento privado. Este modelo general es, también, el que se verifica en el caso
de la mega-minerÃa, incluyendo la del uranio. Desde 2005 se han intensificado las normativas que
transfieren y condicionan lo público a lo privado, según las lógicas e intereses del mercado. Una lectura
del organigrama del Estado nacional hoy, es elocuente respecto a que la producción orientada a las
empresas tiene envergadura ministerial.
De esta manera, profesionales de doble inscripción, o financiados por las empresas, resultan
estratégicas voces universitarias y de agencias cientÃfico-tecnológicas públicas que autorizan el modelo
extractivo, co-implican en ello la legitimidad de instituciones del Estado en un proceso de oposición y
réplicas a los movimientos socioambientales y de descalificación de la sanción de leyes de prohibición
de esta minerÃa a cielo abierto y con sustancias tóxicas en numerosas provincias argentinas. También
estigmatizan o descalifican las voces de cientÃficos crÃticos. Y esto último, no sólo respecto a los
intereses corporativos mineros.
Una de las excepciones más recientes a la cooptación aludida ha sido expresada por la UNC, en los
considerandos de la resolución por la cual el HCS rechazara los fondos provenientes de las utilidades de
YMAD-Bajo La Alumbrera, en diciembre pasado. Llamativamente, medios locales y nacionales se
abstuvieron de darlos a conocer.
– ¿Cuál es la situación actual de la legislación, tanto a nivel nacional como en las provincias
afectadas por este problema?
M.S.: En nuestro paÃs, luego de la consulta popular de Esquel, y gracias a la articulación de las
resistencias, siete provincias argentinas sancionaron una legislación que prohÃbe la minerÃa, con algún o
varios tipos de sustancias tóxicas. Sin embargo, como lo muestra de manera escandalosa el caso de La
Rioja (donde la ley de prohibición a la mega-minerÃa fue sancionada en 2007 y derogada un año más
tarde, por el mismo gobernador), en Argentina las diferentes leyes provinciales lejos están de constituir
una garantÃa absoluta, frente a los grandes intereses económicos en juego.
M.A.: En efecto, en el caso de la Rioja, la ley de prohibición de la mega-minerÃa sancionada como
promesa a la ciudadanÃa en campaña electoral de Beder Herrera, fue derogada en agosto de 2008, por
la capacidad de lobby de la corporación minera, directa beneficiaria de los minerales, incluido el
uranio. Cabe recordar que, con pasmosa celeridad, al dÃa siguiente de derogada la ley de prohibición, la
CNEA firmaba el convenio con la provincia de La Rioja para explotar el uranio, y al mes, en setiembre
de 2008, se iniciaba la actividad privada transnacional.
CiudadanÃa auto-organizada
– En este contexto de explotación desmedida de los recursos y de crisis ecológica, surgen las
organizaciones y las asambleas de ciudadanos que buscan la protección del medioambiente y
se oponen a la explotación minera. ¿Cuáles han sido los logros que han obtenido estas
asociaciones y cuáles las limitaciones que han encontrado?
M.S.: Entre 2003 y 2008, gracias a la articulación de resistencias regionales, siete provincias
sancionaron leyes prohibiendo, en algunos aspectos, este tipo de minerÃa. Nos referimos a las
provincias de Chubut (2003), RÃo Negro (2005), La Rioja (2007, anulada en el 2008) Tucumán,
Mendoza y La Pampa (2007 – año electoral) y, por último, (2008) Córdoba y San Luis. Tres factores
clave jugaron en favor: movilización multisectorial, información y redes territoriales. Hoy existen unas
70 asambleas de vecinos autoconvocados, que incluyen desde amas de casa, comerciantes hasta
productores y profesionales. Contrariamente a lo que divulgan gobiernos y empresas transnacionales, y
gracias a la elaboración de un saber experto independiente realizado por profesionales, cada vez son
más las comunidades informadas que toman conciencia de lo que significa la instalación de un
emprendimiento minero a cielo abierto, tanto en lo que se refiere a su impacto económico y ambiental,
como al enorme consumo de agua y energÃa que éstos conllevan.
M.A.: En tal sentido, recientes “contra-informesâ€, tal la denominación en uso, están produciendo un
saber controlado y plausible sobre los impactos, pero también, sobre las falacias, omisiones, etc., de los
informes de impacto ambiental presentados por las empresas y rubricados por profesionales vinculados
al sector. Además de biólogos y economistas, entre otros, equipos de arqueólogos han demostrado –con
el aporte del conocimiento de los “rastreadores de territorio†que son los propios pobladores– el
patrimonio en riesgo o dañado, y negado por empresas. Por ejemplo, en Veladero (Biósfera de San
Guillermo, San Juan, entregada por decreto de Gioja, en 2002, a Barrick Gold); y también en
Sanagasta, provincia de La Rioja, donde se pretende extraer uranio. De igual manera, con datos,
registros y testimonios, recientes informes de derechos humanos no estatales arrojan indicadores
preocupantes respecto a violación de derechos vinculados a la tierra, al territorio, a la igualdad
ambiental, etc. Y tanto o más preocupante, el informe reciente sobre infancia, donde se afirma que más
de 5 millones de niños en Argentina están en riesgo ambiental, sin poder ponderar el daño producido o
en curso por la minerÃa, porque no hay datos oficiales ni empresariales.
– ¿Hay provincias o regiones más sensibles a la situación?
M.S.: SÃ, por supuesto. La conflictividad y la configuración de escenarios de lucha deben ser leÃdas en
clave provincial y regional, antes que desde una perspectiva nacional. Una cuestión importante es que,
pese a que la provincialización de los recursos naturales trajo consigo una gran fragmentación, visible
en la posibilidad de un mayor enclaustramiento en las dinámicas locales, la minerÃa se topó con
“eslabones fuertes†en aquellas provincias y regiones que cuentan con una economÃa más diversificada
y una matriz social más abierta. En otros términos, allà dónde habÃa una pequeña o mediana burguesÃa
arraigada al territorio y la producción local era medianamente competitiva, la resistencia al gran capital
internacional extractivista resultó ser más efectiva que en aquellas otras regiones y/o provincias muy
sumergidas, o ya colonizadas o devastadas social y ambientalmente. Por otro lado, la provincialización
abrió a nuevas oportunidades polÃticas, y en esa brecha, las legislaturas de siete provincias (con avances
y retrocesos, en un escenario todavÃa abierto), presionadas por las asambleas socio-ambientales, ONGs
y algunos polÃticos locales, sancionaron leyes que prohÃben la mega-minerÃa a cielo abierto. Vinculado
con lo anterior, la existencia de espacios regionales, con similares caracterÃsticas socio-demográficas
también devino un factor relevante en el proceso de articulación de las resistencias, contribuyendo a la
ampliación de oportunidades polÃticas. Por último, tanto “el efecto Esquel†(en su dimensión positiva,
como “modelo ejemplarâ€), asà como “el efecto La Alumbrera†(los efectos negativos están ahÃ, como
contramodelo), jugaron un rol innegable, lo que sumado a la articulación de los colectivos y la
construcción de redes territoriales le otorgó al movimiento una importante potencialidad.
– ¿Cómo reacción las empresas y los gobiernos provinciales frente a los logros de las
organizaciones?
M.S.: Las empresas y los gobiernos apuntan no sólo a las brechas abiertas que han dejado las diferentes
leyes prohibitivas a fin de llevar a cabo los emprendimientos (con propuestas de zonificación territorial,
que incluyen “áreas de sacrificioâ€, o llevando a cabo metodologÃas de extracción sin cianuro), sino que
desde 2009 existen numerosas presiones para derogar las leyes “del no†(como ahora se advierte para
el caso de Córdoba y Mendoza). Desde 2009, se han acentuado los episodios represivos (como en La
Rioja y Catamarca) y, por supuesto, se ha instalado una polÃtica de judicialización y criminalización. En
un momento en el que se está definiendo la figura del nuevo adversario, se busca instalar la figura del
“ecoterrorista†a nivel continental, lo cual es particularmente preocupante.
– ¿Cuál es, en lÃneas generales, la situación de paÃses como Bolivia, Chile, Perú y Ecuador, que
tienen una tradición minera mucho más extensa que la nuestra?
M.S.: Hasta hace poco tiempo, en América Latina habÃa sólo cuatro paÃses con una tradición minera
importante: Chile, Perú, Bolivia y México. Sin embargo, la reforma de los ‘90 incluyó a paÃses que no
eran “tradicionalmente†mineros, como Argentina, Ecuador, Venezuela, Honduras y Guatemala. En
paÃses como Francia, Bélgica, Alemania, Inglaterra –entre otros– la actividad minera se ha ido
retirando de manera acelerada en los años ‘70 y ‘80 y hoy en dÃa solo quedan algunos pequeños
rezagos. La exigente normativa de la Comunidad Europea (recientemente, en una declaración de mayo
de 2010, el Parlamento Europeo propone la prohibición de este tipo de minerÃa), que conlleva a que los
proyectos sean rechazados por implicar un alto costo ambiental, es presentada en América Latina como
una suerte de oportunidad “histórica†para los territorios. AsÃ, entre los diez paÃses que recibieron
inversión minera entre 1990 y 2001, cuatro de ellos son de América Latina: Chile (en el primer
puesto), Perú (sexto), Argentina (noveno) y México (décimo). Esta expansión se concentró en
Sudamérica, pero cada vez hay más indicios de que en años venideros Centroamérica también verá un
marcado incremento de inversión minera, proceso que ya comenzó en Guatemala y Honduras,
teniendo en cuenta el crecimiento de la demanda de paÃses como China e India.
Asimismo, las resistencias sociales a este tipo de emprendimientos, se han extendido en toda América
Latina, desde México a la Argentina.
RESEÑAS BIO-BIBILOGRÃFICAS
Mirta Alejandra Antonelli es Licenciada y Profesora en Letras Modernas y Magister en Sociosemiótica
(UNC). En la actualidad se desempeña como docente e investigadora en la Facultad de FilosofÃa y
Humanidades de la misma universidad. Es coordinadora del Programa Discurso, Cultura Mediática y
Poder y directora del proyecto Dispositivos hegemónicos y construcción de neo-mapas en la Argentina
actual. Conflicto, territorio, verdad y formas jurÃdicas de la mega-minerÃa aurÃfera. Integra la investigación
en red Modelos de desarrollo: actores, disputas y nuevos escenarios en la Argentina. Profesora invitada
en universidades del extranjero. Publicó en numerosas publicaciones nacionales y extranjeras y compiló
CartografÃas de la Argentina de los ‘90: cultura mediática, polÃtica y sociedad.
Maristella Svampa es licenciada en FilosofÃa por la Universidad Nacional de Córdoba y Doctora en
SociologÃa por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de ParÃs. Es investigadora
independiente del Conicet (Centro Nacional de Investigaciones CientÃficas y Técnicas), en Argentina, y
profesora de la Universidad Nacional de La Plata. En 2006 recibió la Guggenheim Fellowship y el premio
Kónex al mérito en sociologÃa (Argentina). Entre sus libros se encuentran Los que ganaron. La vida en los
countries y barrios privados (2001), Entre la ruta y el barrio. La experiencia de las organizaciones
piqueteras (2003, en coautorÃa), La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo
(2005), El dilema argentino: Civilización o Barbarie, (reeditado en 2006), y Cambio de época,
Movimientos sociales y poder polÃtico (2008). Es coeditora del libro Gerard Althabe, entre dos mundos
(2008), y de MinerÃa transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales (2009). Este año
publicará Balance y Perspectivas: PolÃtica e intelectuales en el primer gobierno de Evo Morales, junto conPablo Stefanoni y Bruno Bornillo, en Argentina y Bolivia.