La socióloga e investigadora argentina fue parte del grupo de intelectuales que hace unos dÃas envió una carta al vicepresidente Ãlvaro GarcÃa Linera en la que exteriorizó su preocupación por las ONG Tierra, Milenio, Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib) y el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA). GarcÃa Linera dijo que “no planteó el cierre, expulsión o restricción alguna†a las ONG citadas y que los intelectuales fueron usados. Svampa plantea aquà sus criterios.
— ¿Qué opinión le merece la carta de respuesta publicada por Ãlvaro GarcÃa a la misiva enviada por personalidades, como usted, con respecto a la situación de las ONG en Bolivia?
— Si bien la carta abre a una discusión pendiente sobre extractivismo y modelos de desarrollo, insiste en que las cuatro ONG en el banquillo mienten, que no fueron amenazadas de expulsión y que defienden “los intereses de la derecha polÃtica internacionalâ€. Preocupa este tipo de lectura, que además sirve para ocultar otros problemas, vinculados a la expansión de la frontera extractiva en Bolivia y las resistencias que esto pueda generar; otro proceso de confrontación al estilo del TIPNIS.
— ¿Usted comparte los criterios del Vicepresidente respecto a sus dudas sobre los intereses que motivan los proyectos de las ONG en Bolivia? ¿Siente, como dice GarcÃa, que hay ONG que utilizaron al grupo de personalidades que escribió la citada carta pública “de reflexiónâ€?
—No, no comparto esa visión sobre las ONG citadas en absoluto y además me parece poco serio afirmar que los intelectuales firmantes fuimos “engañados†o manipulados. En lo personal, pienso que muchos de los que firmamos formamos parte de una izquierda crÃtica, que ha venido acompañando los procesos polÃticos más interesantes de nuestra región, lo cual no implica ni subordinación ni aval incondicional o cheque en blanco. Hay que romper con esa tradición de las izquierdas de pensar que cualquier crÃtica a un gobierno que se dice transformador o revolucionario le hace el juego a la derecha.
— ¿Cuál es su criterio sobre el ejercicio de las libertades de expresión y asociación en Bolivia?
— En términos personales, me preocupa el corrimiento polÃtico operado últimamente en aquellos paÃses que suscitaron mayor expectativa polÃtica, como Ecuador, Venezuela y —lamento decirlo— Bolivia. No hablo de la Argentina, porque el gobierno de los Kirchner lejos está de haber suscitado dichas expectativas positivas. Desde mi perspectiva, este hostigamiento a las ONG y organizaciones indÃgenas crÃticas está vinculado a dos cuestiones mayores. Por un lado, en Bolivia, como en cualquier otro gobierno latinoamericano, se promueve la expansión de las fronteras del capital y la exportación masiva de commodities, a través de la multiplicación de megaproyectos extractivos (minerÃa, expansión de la frontera hidrocarburÃfera en áreas protegidas, soya, entre otros). Pero, a diferencia de otros gobiernos latinoamericanos, en Bolivia —como sucedió en Ecuador también— se abandonaron las promesas polÃticas de Buen Vivir y respeto a la naturaleza, asà como cualquier discusión posible sobre escenarios de transición y salida del extractivismo. Este proceso significó una estigmatización creciente de la narrativa indigenista y ecologista, desplazada por la narrativa populista. AsÃ, en segundo lugar, asistimos al retorno de un populismo de alta intensidad, donde convergen visión estatalista y culto al lÃder, bajo esquemas hiperpresidencialistas. Esto también está asociado al ejercicio de la polÃtica como permanente confrontación entre dos polos antagónicos, el nuevo bloque popular, que encuentra sus nuevos enemigos en el “ambientalismo colonialâ€, para utilizar el lenguaje del Vicepresidente boliviano.
— ¿Se ánima a plantear reflexiones sobre este tema? ¿Cuáles?
— Entiendo el populismo como fenómeno polÃtico complejo y contradictorio, que presenta una tensión constitutiva entre elementos democráticos y no democráticos. Tarde o temprano, eso hace que nos preguntemos sobre el tipo de hegemonÃa que se va construyendo en esa tensión peligrosa entre una concepción plural y otra organicista de la democracia; entre la inclusión de las demandas y la cancelación de las diferencias. El hecho ocurrido en Bolivia en relación con las ONG, forma parte de esta tensión. Pero sin duda Ecuador, Venezuela e incluso la Argentina, están varios pasos delante de Bolivia en lo que respecta a esta tentación de corrimiento de las fronteras.
La Razón de Bolivia
http://www.la-razon.com/nacional/Entrevista-Maristella_Svampa-parece-serio-enganados_0_2330766955.html