Maristella Svampa
¿Qué hay detrás del mito y del modelo ejemplar en el cual se ha convertido la figura de DarÃo Santillán, el militante asesinado a los 21 años en aquella recordada represión ocurrida en la Argentina de la crisis, sobre el emblemático Puente Pueyrredón? A una década de aquel fatal 26 de junio, “en el cual la Argentina pareció retroceder un cuarto de siglo en un dÃaâ€, tres autores -Ariel Hendler, Mariano Pacheco y Juan Rey- se proponen desmadejar y traer a la luz “vida y épocaâ€, en el libro DarÃo Santillán. El militante que puso el cuerpo.Â
Reconstrucción nada fácil, pues suele suceder que la eficacia del mito es tal, que éste puede devorar al ser humano que hay detrás y derivar en una suerte de sacralización, que rigidiza en letra de molde lo que en el imaginario militante ya aparece cristalizado. El riesgo era enorme,  dada la importancia polÃtica y simbólica que adquirió la figura de DarÃo Santillán.
Felizmente, el libro logra salir del mito para explorar en la historia personal, pero también en la época de DarÃo, esto es, en el origen de una nueva generación militante, que tiene como territorio la zona sur del conurbano bonaerense. Vemos desfilar entonces la historia de DarÃo Santillán, que es la de “un chico promedio†del Conurbano en los ´90, proveniente de las clases medias bajas, amante de Hermética, lector ávido pero estudiante desparejo y candidato fijo al desempleo y la exclusión. Hacia el año `98, DarÃo inicia la militancia en el colegio secundario y de modo natural, combina ésta con el trabajo barrial. Hacia el 2000, comienza su militancia en los Movimientos de Trabajadores de Desocupados (MTD), primero en Almirante Brown, luego en Lanús. Ese tránsito señala la inflexión y la historia deviene entonces relato coral, donde afloran otras voces protagonistas (la de Pablo Solana y Florencia Vespignani, del MTD de Lanús, hoy referentes del Frente DarÃo Santillán; la de Neka Jara y Alberto Spagnolo, del recordado MTD de Solano, la del propio Pacheco, coautor del libro y compañero de militancia de DarÃo desde 1998).
Los autores van ilustrando con ejemplos cotidianos los ejes de la nueva militancia, que apuesta a la autonomÃa y la horizontalidad de las relaciones, marcando diferencias con otros lenguajes de la izquierda contestataria. Esta es sin duda una de las partes más importantes del libro, porque aquà aparecen el contexto –el marco nacional de las luchas; las otras corrientes piqueteras-, y se retrata el estilo de militancia, sin caer en una mirada miserabilista, pero acentuando las condiciones duras de la cotidianeidad, en medio de las carencias materiales y simbólicas, se trate de una toma (ocupación de tierras) o de un piquete. Â
El libro también se ocupa de reconstruir la represión del 26 de junio, de la cual existen numerosos relatos, entre ellos la excelente investigación realizada por el MTD AnÃbal Verón, DarÃo y Maxi, la dignidad piquetera, publicado poco después de la masacre (2003). Sin embargo, el mérito de los autores es que al rescatar e ir sumando diferentes perspectivas (entre ellos, la de los dos fotógrafos que aportaron pruebas del crimen), se obtiene una visión global y escalofriante de la represión.  Por otro lado,  también presenta una sÃntesis del juicio a los responsables materiales del crimen (el comisario Fanchiotti y el cabo Acosta, de la policÃa bonaerense, condenados en 2006), asà como una reconstrucción de los testimonios de algunos de los responsables polÃticos e intelectuales (que no han sido juzgados). Entre ellos, se destaca el extinto Carlos Soria, quien en 2002 era jefe de la Side, y que durante el juicio se despachó con declaraciones claramente auto-incriminatorias acerca de la peligrosidad de la “integración†de los diferentes sectores de la protesta social (justificando con ello la represión).
Visto retrospectivamente el libro arroja una luz diferente desde la cual observar los tiempos piqueteros, cuando el corte de ruta hacÃa historia y la Argentina se encaminaba a pasos agigantados hacia una crisis sistémica. Los capÃtulos sobre 2001 y 2002 permiten palpar aquel momento extraordinario en el cual la historia va adquiriendo un carácter intenso y vertiginoso, propio de las grandes crisis; momento en el cual la dialéctica entre actores y estructuras se acelera y las relaciones de fuerza –siempre asimétricas- entran en un gran tembladeral. Pues nada hacÃa pensar que estos jóvenes militantes de organizaciones piqueteras –creadas sólo unos años antes-, erigidas sin soportes polÃticos ni sindicales, con la consigna “Dignidad y cambio socialâ€, a distancia de las organizaciones masivas; alcanzarÃan tales niveles de protagonismo y resonancia.
Hay quienes creen que la juventud volvió a entrar a la polÃtica argentina en 2008, durante el conflicto entre el gobierno y los sectores agrarios, y descubrió su potencial en 2010, con la muerte del expresidente Kirchner. Sin embargo, existe toda una juventud que comenzó a intervenir activamente con las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 y encontró en la figura de DarÃo Santillán un modelo, una ilustración acabada desde la cual pensar de modo diferente la relación entre polÃtica y ética, asà como los vÃnculos de solidaridad. No tendrán el glamour de la actual juventud militante, cuyo poder nace de la cúspide del Estado, pero  ello nos advierte acerca de que existen otras militancias, que aún hoy buscan reinventar el poder popular, desde abajo. El libro apuesta a explorar ese otro rostro, que pervive y continúa difundiéndose en el campo polÃtico contestatario.